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Historia de Huerta de Valdecarábanos

Huerta de Valdecarábanos​

El término «Valdecarábanos» pudo originarse en «Xenan el Ward» que significa «vergeles de la rosa», por los regadíos que se dan en la vega. La superficie del término municipal es de 83 km2, se encuentra a 17 km de Ocaña y la altitud del núcleo es de 623 m sobre el nivel del mar. Su población es de 1.661 habitantes, de los cuales 817 son varones y 844 mujeres. Se estima que el número de habitantes aumenta en 100 en los periodos vacacionales. La actividad tradicional en el pueblo es pintar tejas para la elaboración de viviendas.​

HISTORIA

Alfonso VII concedió a los mozárabes malagueños algunas heredades en Valdecarábanos para que las repoblasen. Conquistada la fortaleza de Calatrava, se repuebla este territorio en el siglo XII, dándose a la Orden militar de Calatrava. Sobre una probable obra musulmana que existe en un cerro, levantaron los caballeros de la citada orden el Castillo de la Huerta, a finales del siglo XII; abandonándose éste a finales del siglo XVI; y arruinándose en el siglo XVIII. Alfonso VIII da a la Orden de Calatrava el Castillo de Valdecarábanos. En el 1245 aparece el nombre de la Huerta de Valdecarábanos, en ese año pasa a dominio civil. Carlos I, previa facultad pontificia, vendió la encomienda, jurisdicción y fortaleza a la Huerta en el 1539 a don Álvaro de Loisa, noble talaverano.

RECURSOS

Arquitectónicos:

Castillo de Huerta de Valdecarábanos. Apenas queda nada en pie de este castillo, situado sobre el monte a cuyas faldas está el pueblo. Tuvo tres recintos, el más exterior de piedra. Lo que queda es de mampostería y fuerte mortero de cal y es sólo algunos machones y pequeñas cortinas que apenas se elevan unos metros. Fue construido por la orden de Calatrava, se abandonó en 1575 y en el siglo XIX sus piedras se utilizaron para la construcción del cementerio del pueblo. Ya en el siglo XVI pasa a la familia Loaysa, quienes tenían también un palacio en la villa. Arquitectura Militar Cristiana Finales del XII. A 50 m de la población.

Ermita de Ntra. Sra. del Rosario. Edificio de planta rectangular con una sola nave, dividida en cinco tramos por arcos fajones apuntados, estando cada tramo cubierto por bóveda de arista. Fue realizada por un discípulo de Gaudí. Estilo Modernista. Siglo XX. Se encuentra al sur del pueblo.

Fortaleza. Iglesia de San Nicolás. Siglo XVIII.

Palacio Loayssa. Siglo XVIII. Se ubica en la plaza del pueblo.

Arqueológicos:

Cementerio mozárabe. En él se encontraron unas cien fosas. Prospecciones arqueológicas (restos prehistóricos).

Naturales: Antiguas minas. En la actualidad sigue brotando agua de sus paredes.

Arroyo Cedrón. En su valle se pueden observar numerosas aves de paso y un paisaje de alta calidad.

Estepas salinas de Toledo.

Manantiales. Se encuentran junto al límite con Cabañas de Yepes y Dosbarrios.

Valle de la Madre. Junto al Tajo, está ocupado por regadío.

FIESTAS

Carnaval. Pasacalles, concurso de disfraces y chirigotas. La fecha es variable.

Día de la Puras. Hermandad Hijas de María. Pólvora y toros de fuego. Juego infantil popular denominado «las Cintas». Último fin de semana de mayo.

Patrona Virgen del Rosario de Pastores. Procesión en honor a la virgen. Verbena popular con fuegos artificiales y toros de fuego. Actividades lúdico deportivas. Y corridas de toros. Último fin de semana de agosto.

San Isidro. Pólvora. Es típico por parte de los agricultores invitar a los vecinos a una comida. 15 de mayo.

Historia de Huerta de Valdecarábanos

Inmaculada Adán Valero

A la sombra del viejo castillo casi derruido del siglo XII se encuentra la villa de Huerta de Valdecarábanos. Se ubica en la Mesa de Ocaña, linda con los términos municipales de Yepes, Ocaña y Cabañas de Yepes al norte, Dosbarrios al este, La Guardia, Villanueva de Bogas y Mora al sur, Villamuelas y Villasequilla al oeste. Tenemos una extensión de 83 Km2 y una población de 1.850 habitantes.

Centrados ya, en la ubicación de este pequeño pueblo de la meseta castellana, echaremos la vista atrás para encontrar los primeros pasos de la villa de Huerta. Este pueblo está situado exactamente en la línea de repoblación del Tajo, que adquiere toda su importancia a partir de la conquista de Toledo en 1085. Desde la segunda mitad del siglo XI las tierras del sur de este río van a ser zona de tensión de la reconquista y a través de ellas va a tener lugar una ocupación humana del mayor interés. En los primeros tiempos del emperador Alfonso VII, estas tierras centrales del Tajo sufrieron más que ninguna otra, y le dieron una gran fuerza al poder real, permitiendo asentar en ellas a las órdenes militares, ya que se trataba de un territorio fronterizo y nadie mejor que ellas podían representar el papel de centinelas.

Pero quizás lo más destacable aquí sea el complejo fenómeno del origen y caracteres de la población que en estas tierras se asienta. En este lugar de Huerta veremos una primitiva colonia mozárabe originaria de Málaga, a la que da tierras el emperador Alfonso VII. El movimiento de estas minorías religiosas mozárabes tendrían un rasgo importante, que hace notar Menéndez Pidal, es que las invasiones africanas de almorávides y almohades tendieron a africanizar a los musulmanes españoles que hasta ese momento tenían un marcado sello de españolismo. Esto motivó una corriente nueva de ideas contrarias, en general, a la convivencia, relativamente frecuentes antes. Así las masas de mozárabes, fuertemente castigadas durante el siglo XI, huyen al norte, a la línea del Tajo, para sumarse a la población cristiana.

En estas circunstancias aparece por primera vez el nombre de Valdecarábanos en un documento de la Orden de Calatrava, fechado en Toledo el 4 de noviembre de 1.154, por el cual el rey Alfonso VII dona a Miguel, arcediano de Málaga y a otros mozárabes la aldea de “Pastor” situada a orillas del Tajo, en Valle de Carábano.

Si volvemos al núcleo de personas a quienes el monarca dio tierras en esta primitiva aldea, lo más interesante es su origen y su naturaleza. Para determinar la fecha aproximada en que llegaron al reino de Toledo es necesario fijarnos en los distintos movimientos migratorios que tuvieron lugar a lo largo de la centuria. Según Julio González se inclina a pensar que procedían de la gran inmigración de 1.125 “Sorprende que rebasen los mozárabes toledanos el siglo XII, pero se explica, porque fue reforzada considerablemente en este último siglo con los numerosos emigrados procedentes de la expulsión general de 1.125 decretada en el sur por los almorávides…”. Es decir, que los habitantes nuevos de Huerta serían algunos de estos mozárabes huidos de los almorávides.

Así pues, en 1.154 en el lugar de Valdecarábanos tenemos una colonia mozárabe compuesta por Miguel, Arcediano de Málaga; Abdimelcam, Lucefuet, Alpacion, Llelietit, hijo de Cazin; Cidirex, hijo de Abdimelcez; Abahamor, hijo de Albaza; Michaeli, Iahiah, hijo de Azalón, Iunit, hijo de Abdilazit; Eli Algaravi; Fatecón, hijo de Abeifeila; Iucefet, hijo de Iaiaz; Iaeicet, hijo de Chaier; Abdilazit, hijo de Abdelamit. La donación es plena con todas sus posesiones, y la misma determinación en que se hace indica, como ya hemos dicho, la existencia de un lugar anterior.

La villa pasó con fecha desconocida a poder de Pedro de Torquemada y su mujer, María Arnaldi, quienes la cedieron a la Orden de Calatrava, recién creada. Así consta en un documento de confirmación de Alfonso VIII del año 1.207 y también aparecen Martín Pérez, Comendador de Orta (Huerta). Esto indica que el lugar constituía un punto defensivo en la línea al sur del Tajo que la orden y los reyes tuvieron que defender, así la fortaleza aludida de Huerta acaso fue mandada construir o renovar por D. Martin Martínez, Maestre de Salvatierra. En 1.204 el mismo Maestre Martin Martínez dió fuero a la villa lo que prueba que ya existía un núcleo de población lo suficientemente numeroso como para determinar una situación jurídica escrita. Esta zona empezaba a tomar estabilidad y firmeza en sus instituciones: pasaba de ser frontera simplemente militar a convertirse en región, lo bastante segura como para asentarse una población1.

En el siglo XIII nuestra villa pertenece a la encomienda de la Orden de Calatrava y en el 1.204 se le otorga fuero, es decir nos concedieron unos estatutos jurídicos que regulaban la vida local mediante un conjunto de normas, derechos y privilegios otorgados por el rey. En este fuero, nos encontramos, en principio, con una determinación de grupos simples. En la relación de potestad en Huerta como en otros muchos lugares, el rey –el Señor- es sustituido por el Maestre de la Orden; pero ante él se dan las mismas formas de derecho, y a su vez, puede el Maestre poner en la villa una autoridad en su nombre, el Comendador. En este fuero se establecen los privilegios de que gozarían los miembros de la orden como administradores de la orden:

  • De todos los hornos establecidos en nuestra villa, la encomienda tomaría uno.
  • A los miembros de la orden se entregaría un pan de cada veinte.

  • Cada vecino pagaría medio maravedí por navidad y uno por la festividad de San Miguel.
  • Todas las tiendas serían de la orden que las alquilaría.
  • Los carniceros estaban obligados al pago de 8 libras de vaca, 8 de asno, 6 de ciervo, 1 libra de carnero, 1 de cordero, 1 libra de macho cabrío, 1 de cabra…2
  • Se reconoce una asamblea de vecinos, el “consiliobonorumhominum” es decir, una colectividad al lado, más bien que frente a los caballeros de la orden, ya que esta asamblea con el comendador son quienes deben poner los alcaldes y el juez. Así nos encontramos que las funciones de la asamblea pasan a oficios individuales, distinguiéndose claramente entre el juez y los alcaldes con funciones distintas. Estas autoridades deben ser elegidas entre los vecinos de la localidad. El papel y la importancia del papel de juez queda claramente marcada en cuanto se determina que ningún hombre del comendador puede entrar en casa del vecino salvo el juez. Por tanto, se considera una total garantía a los habitantes de la villa frente al poder señorial, en este caso a la poderosa orden.
  • Otro importante punto de interés es la exención que gozaban los vecinos de Huerta, quedaban libres del servicio militar, serían los caballeros los encargados de este servicio a cambio de la compensación económica.

 

El Siglo XVI tiene una enorme trascendencia por los cambios que en la villa tienen lugar. Sucede un hecho notable en lo que a Huerta se refiere. Cuando los maestrazgos de las órdenes pasan a la corona, ésta tiene en sus manos un cuantioso tesoro de tierras con los que hacer una política de atracción de la nobleza. Así van creándose mayorazgos adquiridos por los nobles a veces a buen precio. De esta manera, además, la corona tiene unos medios que precisaba para su gran política europea3.

En 1539 Fray García de Loaysa, Cardenal Arzobispo de Sevilla, nacido en Talavera de la Reina fue además de Arzobispo, inquisidor de la Orden de los Dominicos y maestro general de la Orden de los Predicadores. En 1.522 fue nombrado confesor del Emperador Carlos V. Murió en Madrid en 1.546 y su sepultura fue profanada por las tropas francesas en la guerra de la Independencia, adquiere por compra el señorío de Huerta al Emperador Carlos V mediante escritura, y por un precio de 10.904.370 maravedíes. Así de esta manera el Cardenal Arzobispo de Sevilla, don García de Loaysa, fundó el mayorazgo de la villa de Huerta, que habrían de disfrutar su sobrino don Álvaro y descendientes legítimos.

En 1575 el mayorazgo de Huerta pertenecía a D. Félix de Loaysa. En 1.577 Felipe II otorga licencia a la villa para establecer un pósito para el almacenamiento de cereales. También por esas fechas nuestro salitre adquiere una gran importancia por su calidad en la fabricación de pólvora, que necesitaba el ejército español en sus continuas guerras. En 1.588 a Doña Catalina de Loaysa y Manrique, mujer de Don Esteban de Ayala. Durante el siglo XVII sigue el pueblo en poder de la familia Loaysa, en 1652 posee la propiedad D. Francisco de Cavajal y Loaysa y Meneses, de este señor pasó Huerta a los Vizcondes de Salmes. También se tiene constancia de la ruina de la fortaleza que se iba consumiendo con el tiempo. En 1725 tomó posesión del castillo un apoderado de la señora de la villa, doña Teresa María de Meneses Carvajal y Loaysa, mujer de Don Vicente de Argote y Fernández de Córdoba, Conde de Foncalada. Sucedió en el señorío doña Leonor de Zúñiga, marquesa de Baides y condesa de Loriana, que tomó posesión en 1745. En 1749 el apoderado de Doña María Ana Sarmiento de Sotomayor y Loaysa, todo un siglo regido por mujeres. Así continuó el señorío en poder de los condes de Salvatierra y sus sucesores los duques Híjar mientras se iba destruyendo la fortaleza del cerro. Diremos algunos datos sobre la fortaleza, tantas veces citada. Pertenece a la arquitectura militar de los siglos XII y XIII. Situado sobre el cerro que domina la villa, tuvo tres recintos; hasta hace poco se conservaban vestigios del foso y del recinto del exterior. El interior, que coincide con la meseta del cerro, viene a tener unos sesenta metros de lago por quince de ancho, en dirección de este a oeste. En el centro del recinto se nota una depresión donde debió de existir un aljibe, la entrada al castillo estuvo situada en la parte meridional, frente al pueblo. Cuando se edificó el cementerio cercano se extrajo para la obra mucha piedra de esta fortaleza.

Hacia el 1845, la villa, según consta en el diccionario geográfico de Madoz, tenía “quinientas casas con la del ayuntamiento y cárcel; escuela de niños dotada de 4.000 reales, a la que asisten 100; otra de niñas, sin dotar, a la que asisten 80. Iglesia dedicada a San Nicolás de Bari, con curato de entrada y provisión ordinaria; en las afueras una ermita dedicada a Nuestra Señora del Rosario, con el título de pastores. El correo se recibe en Ocaña por valija tres veces a la semana. Produce trigo, cebada, cáñamo, uva y aceite, ganado lanar y el necesario para las labores: industria y comercio, arriería y la venta de cáñamo. La población es de 530 vecinos con 2.005 almas, con una capacidad productora de 2.924.237 reales, del que se pagan 4.400 al secretario y se cubre con el producto que consiste en la venta del almotacén, subasta de las agua del común, arriendo de los pastos de un prado llamado La Veguilla y de una tierra de labor. Se padecen tabardillos y tercianas, y el viento que domina es el solano.”4

Nuestros predecesores de mediados del siglo XVIII y primera mitad del XIX, crearon para nuestra villa un callejero de un acusado localismo. La toponimia se ha conservado en algunos casos, y ha sido modificado en otros. Por su temática las calles pueden ser clasificadas de la forma siguiente:

  • De carácter religioso: San Bartolomé (anteriormente Calvo Sotelo), San Sebastián (antes Pedro de Mora), Cruz de los Azotes (de localización incierta).
  • Por su enclave geográfico, o en su lugar concreto: camino de Yepes, calle de Mora o de San Sebastián, calle de Andalucía o calle de Granada (antes Acisclo de Mora).

  • Por su función social: plaza pública (antes Plaza de los Mártires y recientemente Plaza de la Constitución), Plaza del Juego de la Pelota (Plaza del Mercado en la actualidad), Plaza de la Iglesia (hoy Fray Bernabé García-Cezón).

  • Por características intrínsecas de la calle: calle de Sal si Puedes, calle de las Ventanas (hasta hace poco General Mola), Los Mesones (Vicenta de Mora hasta tiempos recientes), Las Posadas (antigua calle de El Águila), La Cantera de El Turco (El Turco actual)…

Otras son de localización incierta como las siguientes: Calle de San Blas, calle de Los Sótanos, calle Manzanillo, calle de La Cruz de los Azotes, calle de Juan Lucas, calle de la Falta Riqueza, calle de Sal si Puedes, calle Palomeca, calle San Marcos, calle de La Estación, calle de la Faltriquera…5

La casa llamada “esquina de la Barrena” o calle Toledo, cuyo dueño fue Pascual Nuño de la Rosa, comisario principal para la ejecución de la desamortización de la iglesia durante el Siglo XIX6, en la zona de la sagra; en esta casa nos encontramos en la portada un patio típico toledano. En la planta superior destacan dos estancias; dormitorio principal y cocina. Es en el dormitorio con dos salas, la primera con frescos de escenas relativas a la caza nos sirve de preámbulo para acceder a una sala amplia, donde se destaca la abundancia pictórica, centrada en torno al “tiempo cronológico”. Alegorías relativas a las estaciones del año enmarcadas en hornacinas y querubines, ejemplo de lo que podíamos denominar barroquismo neoclásico. Volviendo al nivel inferior de la vivienda, existía un antiguo oratorio familiar, donde se podía contemplar, aunque con dificultad, escenas de Santa Teresa, Santa Bárbara, el martirio de Santa Catalina y el Pozo de la Samaritana7.

En 1.901 la población era de 1.846 habitantes, nuestro alcalde era Tomás Moralobo Martínez y nuestro párroco se llamaba Enrique Corral Reig. El alumbrado era por petróleo y existían, 2 abogados, 14 tiendas de comestibles, 1 estanco, 1 farmacia, 3 frutas del país, 5 ganaderos, 1 médico, 3 posadas, 7 tabernas, 3 comercios de tejidos, 1 veterinario, 1 cosechero de vino, 2 zapaterías. En las reseñas anteriores nos prueba que el pueblo tenía medios, no despreciables si la comparamos con la generalidad de los lugares de la región.8

La hacienda de los señores de Huerta, que pertenecía a finales del siglo XIX a los Duques de Híjar, fue a parar por compra a Don Adolfo Bayo, en cuyo poder permaneció hasta muy avanzado el siglo XX. Lo más identificativo en el palacio de los Loaysa es la portada de piedra que consta de dos cuerpos. El inferior tiene dos columnas finas y un ancho entablamento sobre el que aparecen, a los dos lados, dos flameros y en el centro un escudo rematado por un capelo cardenalicio. El segundo cuerpo tiene dos columnas, entablamento y frontón triangular con sobria decoración de grutescos. En el friso se lee la siguiente inscripción: “AMOR DEI NON EST OCIOSUS”. Por encima del frontón se ven tres pequeños flameros. El conjunto es un bello ejemplo de la arquitectura plateresca española9.

Descripción demográfica:

Se desliza desde la cima que coronó la fortaleza, “el castillo”, hasta extenderse suavemente por la llanura que comienza allí. Fue, durante mucho tiempo, punto defensivo en relación con otros lugares geográficamente semejantes y cercanos que bordean el Tajo por su margen izquierda antes de llegar a Toledo. Tiene también un gran interés geográfico por marcarse una divisoria de cerros-testigos, formando alrededor el núcleo del pueblo, y que muestran sus laderas calizas, suaves y gastadísimas, ausentes de vegetación arbórea, por lo que el paisaje tiene un carácter desnudo.

La mesa de Ocaña es una unidad geográfica caracterizada por una superficie plana que presenta una altura media de 710 metros y máxima de 740 metros. Ha sido labrada en el norte y oeste por el río Tajo y en el sur por su afluente el arroyo Cedrón, que confluye con el arroyo Melgar adoptando el nombre de este último. Estos ríos han excavado hasta cotas próximas a los 540 metros, por tanto, el máximo espesor de sedimentos aflorante en la mesa es de 200 metros. Estratigráficamente, la zona de estudio aparece constituida en su integridad por materiales neógenos y cuaternarios que se disponen subhorizontalmente10.

Descubrimos la riqueza natural en la austeridad de los cerros yesíferos, colonizados por esparto, albardín, tomillo, líquenes… y entre sus raíces, narrándonos los orígenes geológicos, encontramos cristales de yeso y fósiles sobre calizas, depositados en grandes lagos cerrados de la era terciaria. Transitamos por una llanura en declive hacia el sur, hasta las planicies inundables de la Vega, terrenos de margas y yesos, por donde discurre el arroyo Melgar-Cedrón. Aquí se localizan los singulares matorrales, pastizales y estepas salinas, constituidos por plantas amenazadas y bien adaptadas a la inundación y salinidad. Este humedal ribereño es refugio para el galápago leproso y también zona de campeo del águila imperial, aguiluchos laguneros y cenizos, primillas y numerosas aves acuáticas. Si giramos hacia el norte, hacia la red de barrancos que se descuelgan, desde la meseta hasta el valle del arroyo de la Madre, sus laderas están salpicadas de encinas y pequeños enclaves de coscoja, dispuestos en los escarpes calizos. Ascendiendo, el final del valle nos abre la puerta a la altiplanicie del páramo, terreno raso y extenso, morada de ortegas, sisones, alcaravanes, gangas y avutardas. En el borde del páramo con una altitud de 700m., la panorámica del valle Arroyo Melgar-Cedrón y las sierras del horizonte: Montes de Toledo y montes islas del macizo cristalino (cerros del Buen vecino-Almonacid, Sierra de la Oliva y Sierra de Nambroca). El Cerrón de Huerta, cerro testigo con fósiles en las calizas miocénicas (fauna: gasterópodos, pelecípodos y algas characeas. Edad: de 6,5 a 5,3 millones de años. Los paisajes de la Vega, donde encontramos las huellas de la ganadería extensiva tradicional con Vías pecuarias y casas de ganado como la Casa de la Vega, hoy en ruinas. La microreserva de los Saladares de Huerta de Valdecarábanos, que se ubica en la Vega, hábitat prioritario, con Estepas salinas mediterráneas, matorrales salinos de plantas barrilleras (alacranera o sosa jabonera, salicornia, almajo salado, almajo dulce, sisallo) formaciones de coralillo, con praderas con limonios y juncales de almorchín. Al fondo del arroyo de la Vega-Cedrón con áreas inundables, con carrizos, espadañas, masiega, juncales y tarayales, con el pozo, en ruinas también con noria de cangilones, en el acuífero aluvial. El ecosistema acuático del arroyo Vega-Cedrón, con mamíferos, anfibios, peces (barbos, bermejuelas, colmilleja), insectos (libélulas y caballito del diablo y otros invertebrados. La veguilla y la dehesa, zonas ganaderas de vacuno y equino, en prados encharcables de estepas salinas, zonas de interés ornitológico: anátidas, limícolas, paseriformes palustres, aguiluchos, córvidos, primillas, águila calzada, ratoneros, garzas, avocetas, avefrías. Los cerros del paraje del Espolón, donde se extraía arcillas rojas y verdes del aragoniense inferior (Mioceno medio-Edad 16 a 14,5 millones de años) para uso en cerámica. En el valle del arroyo de la Madre nos quedan vestigios etnográficos y arqueológicos, casa cueva, molinos de agua y viento, pozas de maceración de esparto y cáñamo, así como la huella histórica del uso del agua. Las casa de Horcajo del siglo XIII y relacionadas con la Orden de Calatrava, y la ermita de la Virgen del Socorro. Las antiguas minas de agua, en el camino de Ocaña, que dotaban de suministro de agua potable a la villa11. Y por último el cerro llamado del calvario, donde se encuentra la ermita dedicada a la Virgen del Rosario de Pastores, con su inigualable arquitectura; un paraje de pinos y setos, que nos invita al sosiego y la tranquilidad.

Notas:

  1. Cepeda Adán, José. Notas para el estudio de la repoblación en la zona del Tajo. 1.955.
  2. Prieto Pérez. ,Luis Miguel. Recorrido histórico-artístico en la villa de Huerta de Valdecarabanos.
  3. Cepeda Adán, José. Notas para el estudio de la repoblación en la zona del Tajo.
  4. Madoz, Pascual. Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones en Ultramar (1845-1850).
  5. Prieto Pérez, Luis Miguel. Recorrido histórico-artístico en la villa de Huerta de Valdecarábanos.
  6. Porres Martín-Cleto, Julio. La desamortización del siglo XIX en Toledo.2001.
  7. Prieto Pérez, Luis Miguel. Recorrido histórico-artístico en la villa de Huerta de Valdecarábanos.
  8. Almanaque Riera. 1901.
  9. Cepeda Adán, José. Notas para el estudio de la repoblación en la zona del Tajo. 1.955.
  10. Sanz Montero, Mª Esther y Rodríguez-Aranda, Juan Pablo. Significado de las costras calcáreas pliocenas de la mesa de Ocaña.
  11. Fernández García del Rincón, Luis. Ruta de los arroyos, itinerario para realizar a pie, bicicleta o caballo.2011.

Huerta a través de sus efemérides

En estas líneas quiero destacar cómo tanto en la vida cotidiana, familiar o comunitaria se celebran diferentes fechas en recuerdo de acontecimientos del pasado y se conmemoran hechos y personas que se convirtieron en héroes o en ejemplos para la posteridad. Se trata de recordar algunos sucesos que tuvieron lugar en nuestro pueblo y a gentes del ayer que permitan rescatar y exaltar las virtudes dignas de ser cultivadas, de forma que su homenaje y celebración sirva para apoyar la actividad y desarrollar la conciencia de cada uno de nosotros y contribuir a una más plena educación en valores. No se trata de hacer un estudio exhaustivo de lo que ha sido nuestra historia, sino de dar algunas pinceladas que nos ayuden a tomar conciencia de que lo que somos, y lo que seremos, se ha ido configurando a lo largo del tiempo y que no tenemos derecho a olvidarlo. Lo contrario sería un flaco favor a quienes tanto han hecho por su pueblo y sería un ejercicio de egoísmo por nuestra parte no serles agradecidos por ello. Sin ánimo de repetirme, quiero insistir en que en la historia de un pueblo las efemérides son jalones que nos hablan de gentes, de hechos, de situaciones, de vida al fin y al cabo, y por eso hoy, desde estas líneas quiero recordar algunos de esos momentos que han hecho de nuestro pueblo un pueblo con historia, un pueblo vivo, y estas son algunas de las fechas y los nombres que he destacado entre las muchas que jalonan las páginas de nuestro devenir histórico

Se produce el asentamiento de una colonia de mozárabes, originaria de Málaga, que acompañan al arcediano Miguel, a quien Alfonso VII dona tierras en la aldea de “Pastor” en el Valle de Carábano.
4 de Noviembre de 1154
El maestre Martín Martínez da carta de población, con fuero propio, a Orta (Huerta), lo que demuestra que ya existe un núcleo de población lo suficientemente numeroso como para necesitar una norma jurídica escrita. Por esta época y quizás bajo el patrocinio del propio Martín Martínez es posible que se construyera o se renovara el castillo de Huerta.
Diciembre de 1204
Alfonso VIII confirma las donaciones efectuadas a la Orden de Salvatierra y por tanto la posesión del castillo de Huerta.
22 de Frebrero de 1027
Fernando III vuelve a confirmar a la Orden de Calatrava las donaciones hechas por sus antecesores Sancho III, Alfonso VIII y Enrique I, y entre ellas menciona expresamente a Huerta.
16 de Abril de 1220
El Maestre Ruy Pérez Ponce cambia la posesión de Huerta por las heredades que Juan Alfonso de Arviellas, repostero del rey Don Sancho, poseía en Écija. De esta forma, la posesión de Huerta pasa a manos particulares, aunque momentáneamente, ya que a la muerte del repostero, de nuevo pasa el lugar a posesión de la Orden de Calatrava juntamente con las referidas heredades de Écija.
13 de Octubre de 1288
Juan II ordena al Maestre de Calatrava Don Luis de Guzmán que le rinda pleitesía y homenaje por las fortalezas y posesiones de la Orden, y hace mención expresa de Huerta y Valdecarábanos, lo que indica la importancia de la encomienda de Huerta entre las posesiones de la Orden de Calatrava.
22 de Agosto de 1416
Carlos I, previa facultad pontificia concedida por cartas apostólicas de Clemente VII y Paulo III, vende la encomienda, jurisdicción y fortaleza de Huerta a Don Álvaro de Loaysa, noble talaverano, por 10 cuentos y 904.370 maravedíes.
19 de Julio de 1539
D. Álvaro de Loaysa, señor de la villa de Huerta de Valdecarábanos, dicta ordenanzas para el buen gobierno de la misma.
13 de Octubre de 1549
Se firman las “Relaciones Histórico Geográficas” mandadas por Felipe II para la villa de Huerta.
28 de Diciembre de 1575
Ordenanzas dadas por el consejo de cámara de Felipe II para confirmar las ordenanzas existentes sobre la conservación de panes, viñas, heredades y montes.
6 de Septiembre de 1590
Pedro Martínez, escribano público de Huerta, certifica que se pregone la venta de trigo perteneciente al “colegio de Alcalá”, lo que indica la relación existente entre nuestro pueblo y la universidad de Alcalá de Henares, dependiente de la Diócesis de Toledo.
21 de Mayo de 1603
Queda constituida la cofradía de la Virgen del Rosario de los Pastores.
18 de Octubre de 1606
D. Bernardo Sandoval y Rojas, Arzobispo de Toledo y Canciller del Consejo de Estado da el visto bueno y aprueba las ordenanzas de la cofradía de la Virgen del Rosario de Pastores.
3 de noviembre de 1606
Muere el doctor Felipe Cristóbal del Rincón, capellán de honor de S.M. Felipe IV y sacristán mayor de la Orden se de Calatrava.
1647
Se produce el robo de la imagen de la Virgen del Socorro de su ermita por parte de algunos vecinos de Cabañas.
29 de septiembre de 1808
Nace en Huerta Félix José Yepes de la Sagra Sánchez, (Fray Félix de la Santísima Trinidad), conocido como padre Huerta, fundador del monte de Piedad de Manila, restaurador del hospital de San Lázaro de la misma ciudad, autor de numerosos estudios e informes y comisario visitador de la orden franciscana en los capítulos celebrados en Filipinas en 1861, 1867 y 1876.
20 de Noviembre de 1814
Se confirman las ordenanzas dadas por Felipe II en 1590.
10 de Mayo de 1828
Nace Bernabé García Cezón, vicario apostólico por designación papal en la región del Central de Tonking, en la actual Vietnam, cargo que ostenta desde 1865 hasta 1879. Fue donante de las vestiduras que la imagen de nuestra patrona luce los días de las fiestas en su honor, así como de las vestiduras que a juego con ellas se utilizaron en las celebraciones litúrgicas propias de las mismas.
31 de Marzo de 1834
D. Baldomero Espartero, regente del reino, dicta orden de suspensión de todas las cofradías que carezcan de la aprobación del gobierno en aplicación del decreto desamortizador de 2 de septiembre de 1841.
18 de Noviembre de 1841
La hermandad obtiene permiso del regente para continuar con sus ejercicios y prácticas religiosas.
8 de Febrero de 1842
La Vicaría General Eclesiástica del Arzobispado de Toledo confirma el permiso concedido para continuar con sus actividades.
18 de Mayo de 1845
El agua llega a Huerta.
1885
La comunidad de regantes se reúne en sesión extraordinaria para aprobar el proyecto de ordenanzas y reglamento del riego.
30 de Marzo de 1902
Por Real Orden son aprobadas las ordenanzas y reglamento del riego.
11 de Noviembre de 1905
Inauguración de la ermita de Nuestra Señora del Rosario de Pastores, construida por artífices de nuestro pueblo bajo la dirección del arquitecto Jesús Carrasco en sustitución de la desaparecida ermita primitiva, que ocupaba el lugar en el que hoy está el depósito del agua, en las faldas del castillo.
26 de Noviembre de 1910
Aparece publicada en el periódico “Nuevo Mundo” una reseña sobre la ermita de Huerta bajo el epígrafe “Ermita de los Pastores”, en la que aparecen las fotografías de Don Acisclo y Doña Vicenta de Mora Mortero y López, junto con las imágenes de la ermita primitiva y la nueva ermita, que por aquellas fechas acababa de ser inaugurada.
22 de Diciembre de 1910
Inscripción en el Registro General de Asociaciones del Gobierno Civil, del reglamento por el que se rige la Sociedad Patronal Obrera de Socorros Mutuos de Huerta de Valdecarábanos.
13 de Octubre de 1922
Inscripción del nuevo Reglamento reformado de la Sociedad de Socorros Mutuos “Vicenta de Mora Mortero”.
11 de Enero de 1926
Fallece Don Acisclo de Mora Mortero y López, abogado, que había sido propuesto para ejercer un cargo de relevancia política en la provincia de Cuenca y declinó el ofrecimiento por no querer desplazarse fuera de Toledo.
13 de Julio de 1928
Fallece Doña Vicenta de Mora Mortero y López. Costeó, junto con su hermano, la construcción de la nueva ermita y contribuyó al desarrollo del pueblo, dando muestras siempre de una encomiables sentimientos humanitarios y de una espléndida generosidad.
20 de Mayo de 1934
Un cofrade de la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario de Pastores pinta una imagen de la misma, bajo la cual aparece la referencia a que el obispo de Córdoba concede indulgencia parcial a todo aquel que rezare una salve o un avemaría ante la imagen de Nuestra Señora.
6 de Junio de 1939
Más de 600 peregrinos acompañan la imagen de nuestra patrona por las calles de Toledo con motivo de la celebración del I Centenario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción.
31 de Octubre de 1954
Inscripción en el censo de Instituciones Jurídicas del Ministerio de Hacienda, a través de la Secretaría General del Gobierno Civil, de la Sociedad Recreativa “Vicenta de Mora Mortero”.
21 de Febrero de 1978
Se aprueba mediante el Decreto 11 / 86 el escudo heráldico para el Ayuntamiento de Huerta, en el que se plasman algunos de los símbolos más característicos de la historia de nuestro pueblo.
28 de Febrero de 1986
Finalizan los trabajos de investigación que un grupo de arqueólogos ha venido desarrollando en los alrededores de la localidad, donde han sido hallados una necrópolis de rito islámico y silos del inicio de la edad del bronce durante las obras de construcción de la carretera de circunvalación. Dicha necrópolis está formada por 73 enterramientos, de los cuales 22 son infantiles, 14 de adultos jóvenes y 36 de adultos. Aunque las obras de la citada carretera fueron pronto reanudadas y las excavaciones silenciadas, el hallazgo nos da muestras de la existencia de un núcleo poblacional anterior a cualquiera de las fuentes escritas que hacen referencia a nuestra historia particular.
4 de Mayo de 1998
Mediante Decreto 262/2004 se declara la micro reserva de los Saladares de Huerta de Valdecarábanos por su interés desde el punto de vista botánico, con un elevado número de comunidades incluidas en los hábitat vegetales de protección especial. Las salinas se encuentran en la llanura de inundación formada por el arroyo de la Madre a su paso por la zona sur de la localidad. Decía Cicerón que “No saber lo que sucedió antes de que naciéramos es permanecer en la infancia perpetuamente”. Pues bien, que esta aproximación a la historia de Huerta a través de algunas de sus efemérides sirva para ayudar a niños y jóvenes, y también a los mayores, por que no, a recordar cómo algunos días, acontecimientos y nombres, que hasta por los apellidos o por los hechos en los que se vieron involucrados pueden parecernos cercanos, han sido claves para la configuración actual de nuestro pueblo y forman parte de nuestra historia y de nuestro sentir individual y colectivo.
5 de Octubre de 2004